ME GUSTAN LAS AMAS GORDAS


Me ha alegrado encontrar en este blog el testimonio de esas dos amas gordas, Celia y Mercedes, que emparedan a los sumisos entre las moles imponentes de sus cuerpos.

Por la descripción que hacen no respondo físicamente a su tipo, pues no soy bajo ni delgado, pero no me importaría conocerlas y disfrutar de una sesión a su lado, gozando de sus carnes orondas y jugosas.

Siempre me han atraído las gordas y, como sumiso que soy, si no no estaría leyendo este blog, me encantan las amas gordas, rebosantes, excesivas, que presumen del poderío de la carne.

Por desgracia el modelo de ama que más se encuentra en películas, en revistas y en la realidad es el nórdico, esos fideos con látigo y botas que a mí no me dicen nada porque las encuentro insulsas y vulgares, aunque seguramente la mayoría de los lectores de este blog las preferirán a las gordas por la fuerza de los clichés y el poder de la publicidad.

En cambio me vuelve loco imaginar un ama gorda que me somete, que me humilla, que me flagela, que me domina.
Un ama que me ordena ponerme de rodillas y se sitúa de pie a medio metro de mí. Que me da la espalda y empieza a subirse el vestido lentamente mostrándome sus nalgas rollizas, carnosas, enormes, contundentes, desmesuradas.
Su culo sublime como un sol tan rotundo que no deja ver nada del tanga. Un valle lleno de misterios.

Se desnuda para que mi lengua le rinda los honores que merecen esas nalgas que son como esferas y en las que hundo las manos para sobarlas, para amasarlas, para apartarlas hasta descubrir el agujero del culo. Un agujero en el que intento meter la lengua pero no lo consigo porque las nalgas se cierran y me atrapan la nariz y el morro.
Lamento no tener una lengua larga para hacerla penetrar varios centímetros en el culo de mi ama.
Pero no tengo una lengua larga, y mi ama, descontenta por mi torpeza, me suelta una hostia con su mano gruesa, pesada, rotunda, y me tira al suelo sangrando por la nariz.
Se sienta entonces sobre mi cara. Sus glúteos descomunales me aplastan, me machacan la cara, me taponan la boca y dejan mi nariz casi dentro de su coño.
Apenas puedo respirar pero qué más da si estoy sintiendo el chocho majestuoso de mi ama obesa y sus toneladas de peso, que me desarman, que me inmovilizan, sobre mi cara.
Os envío una foto (disculpadme porque la calidad deja bastante que desear) de mi ama ideal.
Me corro sólo con imaginarme tumbado en una cama viendo cómo mi ama hace el salto de tigre sobre mí, cómo cae encima de mí con sus ciento cincuenta kilos de peso y pone esas tetazas que veis en la foto encima de mi cara, y con ellas me abofetea, me golpea, me castiga, me asfixia, me anula, me sepulta en carne.
Me corro imaginando que le como el chocho mientras esos muslos firmes, compactos, carnosos, hercúleos, me comprimen la cabeza, me la aprietan, me la inmovilizan, me la aplastan.
Ya sé que ninguno de los que leéis esta página compartiréis mis gustos pero a mí es lo que pone y por eso lo cuento, porque me gustaría encontrar un ama así.
Gracias y un saludo a todos.
Esclavo adorador de gordas