Qué triste es pertenecer a una religión y a una cultura que proclama y exhibe la superioridad del hombre sobre la mujer.
Qué drama para mí, que pertenezco a esa cultura y soy un perro rastrero completamente sometido a las mujeres, un sumiso que sueña con que una de ellas, mi Ahma, mi ama, me pasee por el aduar, por las calles, con mi cadena de perro, delante de los otros hombres para que todos sean testigos de mi sometimiento, de mi
humillación colectiva, y se burlen o me insulten, o incluso follen con mi Ahma, con mi ama, allí, en público, mientras ella me tiene atado por mi collar a cualquier palmera, a cualquier poste o a cualquier farola.
Yo no quiero un harén a mi servicio ni una mujer que me obedezca. Al contrario, me gustaría pertenecer a un harén de sumisos al servicio de una única ama.Un ama que durante el día se pasease por las calles con su velo, ocultando su verdadera naturaleza, y que al llegar a casa se desnudase para disfrutar en secreto de su harén de sumisos.
Busco un ama así, que me domine y me humille. Sé que en mi cultura mi sueño de que ella haga en público lo que he dicho antes no se puede cumplir, pero me conformaría con encontrar a mi Ahma, a mi ama, para que en casa se invirtiesen los papeles y se transformase en mi dueña tratándome como el sumiso que soy.
Espero a esa ama, para ser feliz a sus pies.
Abdullah
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