Testimonio de Elise:

Me dijo que quería ser mi sumiso, someterse totalmente a mí y obedecerme en todo sin excusas, algo, esto último, que sonó muy bien a mis oídos.
Tuvimos varias conversaciones en las que me fue matizando sus deseos y yo le fui poniendo condiciones e interesándome más y más en el tema, que según pasaban los días se me iba haciendo más excitante.
Ahora estoy contentísima de que él haya decidido compartir sus deseos secretos conmigo. Nuestra relación se ha vuelto mucho más agradable (al menos para mí, ya que actualmente "la cabeza" de familia soy tan solo yo), y ya no sabría prescindir de esta forma de vida.
La primera condición que le impuse fue que yo controlaría las relaciones sexuales.
Al principio no fue fácil porque yo no soy por naturaleza ni agresiva ni dominante, aunque lentamente he ido aprendiendo a serlo, y mi marido, a pesar de someterse a mis órdenes en lo referente al sexo, a veces no controlaba su deseo e intentaba una relación, por lo que tuve que aprender a disciplinarlo.
Empecé por lo más sencillo, ordenarle que se echase boca abajo sobre mis piernas y darle una zurra en el culo para luego mandarlo a la cama sin cenar. Así empezó a comprender que yo había tomado en serio mi papel y que mis órdenes había que cumplirlas.
A partir de entonces solo tiene derecho a sentarse en el suelo, excepto si yo le indico lo contrario, y dentro de casa ha de ir siempre vestido con una camiseta corta y un tubo de castidad, tipo CB3000, que lleva puesto las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana, lo cual le recuerda constantemente que es MI sumiso y que ME pertenece, ya que la llave la tengo yo.
En la actualidad, más que mi marido, él es mi chacha, mi "chica" de la limpieza, y creo que todas las mujeres deberían de probarlo para saber el placer que se siente al verse liberadas de TODAS las tareas caseras. DE TODAS. ¡Es fenomenal! Solo por eso ya merecería la pena la experiencia.

Cuando de tarde en tarde le quito el tubo de castidad para joder, está tan excitado que tiene una eyaculación precoz, a veces incluso antes de penetrarme, y eso me frustra mucho. Amo a mi marido, pero también me gusta el sexo, y aunque, cuando él se corre prematuramente, me da gusto con la lengua o un vibrador, echo de menos el sexo auténtico, porque en ocasiones también a mí me gusta sentirme vulnerable, poseída, y mi marido se ha vuelto tan sumiso que no puedo sentirme poseída con él.
Una amiga me ha dicho que mi problema tiene una fácil solución, pues basta con que una o dos veces al mes me tome la noche "libre" y me acueste con los hombres que me apetezca.
Me pareció una buena y excitante idea, pero, como he confesado, quiero a mi marido, por lo que, antes de ponerla en práctica, he decidido contárselo a él y explicarle los motivos que me han llevado a tomar esa decisión. 
Hemos acordado que a cambio de convertirse en cornudo un par de veces al mes, tendrá derecho a que lo libere de cuando en cuando del tubo de castidad durante cinco minutos para masturbarlo, y que yo no traeré a casa a mis amantes, que follaré con ellos siempre fuera y que utilizaré sexo seguro.


Respuesta a Elise :
Tu testimonio debería servir de lección a esos maridos que dicen querer ser dominados por sus mujeres y obedecerlas en todo, pero que a la hora de la verdad, de ponerlo en práctica, intentan echarse atrás o salen con excusas. Has hecho bien no permitiéndoselo al tuyo. En eso hay que ser inflexibles. Si no quería ser dominado que no lo hubiese pedido.
Como mujer dominante tienes derecho a ponerle los cuernos a tu marido cuando quieras, por supuesto, si bien me parece estupendo que, si lo amas, hayas decidido explicárselo para que comprenda tus motivos. Es un detalle que te honra y que te hace más dominante y más fuerte.

Karen